Plaza de la Merced, siglo XIX.
Durante el siglo XIX se produce el cambio de fisonomía y uso de la plaza. Primero con la desaparición del convento de los Mercedarios, quedando de éste solo la iglesia; luego, en 1842, se inaugura el obelisco-mausoleo conmemorativo de la gesta del general Torrijos, y en el último tercio de ese siglo el magnate malagueño Antonio Campos Garlín, marqués de Iznate, construye sobre el desamortizado convento de Santa María de la Paz el homogéneo lateral que se ha dado en llamar Casas de Campos. Lugar abierto a la concurrencia pública, será a lo largo del siglo XIX, uno los sitios de encuentro de la sociedad malagueña, ya sea para asistir a mítines políticos, paradas militares, exposiciones de productos agrícolas, conmemoraciones festivas, carnavales, kermesses, demostraciones de las habilidades del Cuerpo de bomberos o, simplemente, de tranquilo paseo.
Ese ambiente populoso debió de mover a los primeros empresarios del cinematógrafo a instalar, ya en los comienzos del siglo XX, dos salas de larga trayectoria: el Pascualini en la primera década y, a partir de 1913, el cine Victoria Eugenia, en el espacio que en lejano pretérito ocupara el hospital de Santa Ana, y que coincidían aproximadamente con la manzana donde hoy se ubican los extintos cines Astoria y Victoria. El 11 de mayo de 1931 se iniciaba en Málaga una gran revuelta popular y grupos de exaltados procedían a prender fuego a un buen número de conventos e iglesias de la ciudad. La Merced fue totalmente arrasada.
Plaza de la Merced en la actualidad, 2016.
Cristina Vega Juárez, Laura Fernández Ruiz, Desirée Fernández e Irene Doña.
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